EDITORIAL
MANUEL BADILLO: DE LAS PROMESAS, A LA SOBERBIA Y EL ALEJAMIENTO DEL PUEBLO
Finalmente, la euforia llegó a cientos de miles de tulenses al conocer la noticia de que el alcalde Manuel Hernández Badillo fue detenido por elementos de la Procuraduría de Justicia la tarde de este lunes en la colonia El Cielito de esta ciudad.
La noticia corrió como “pólvora” a través de las redes sociales donde se difundió el mensaje en twitter del procurador Santiago Nieto, quien confirmó que el edil fue detenido alrededor de las 4:20 de la tarde de este lunes, por la investigación que se le sigue en el presunto desvío de 66 millones de pesos de la cuenta pública del 2021.
La gente comenzó a pedir verdadera justicia y a exigir que pague ese dinero que sería destinado para obras y acciones para Tula y también para apoyar por el desastre de la inundación en esta ciudad.
Y es que Manuel Hernández Badillo prometió mucho durante su gira electoral para llegar a la alcaldía de Tula y luego con la frase de su gobierno del “Esplendor Tolteca”, pudo convencer a miles de votantes que además ya no querían al PRI en el gobierno municipal porque “eran corruptos”.
Pues vaya sorpresa que volvió a ocurrir con el político perredista Badillo, quien a los pocos meses de su ingreso a la administración comenzó a mostrar signos de despilfarro en onerosas fiestas para darle atole con el dedo al pueblo. Además, literalmente el cargo “se le subió a las nubes” y comenzó a mostrarse prepotente y alejado del pueblo que le dio su confianza.
Badillo no entendió que había ganado un cargo público y que su deber era con el pueblo, al que le debía trabajo y acciones, pero, por el contrario, su ambición lo llevó a querer cada vez más y más, al grado de que lanzó a su esposa como candidata a diputada federal cuando era obvio que iba a perder porque la gente ya está cansada de que los políticos quieran más de lo que les corresponde…
ALCALDE ALEJADO DE LA GENTE EN LA INUNDACIÓN
El perredista siguió perdiendo popularidad y lo peor fue cuando llegó la inundación de septiembre del 2021. Literalmente no supo qué hacer, no actuó a tiempo, no se acercó a los necesitados, no los ayudó ni siquiera moralmente y trató de quedar bien con el gobierno estatal y federal, dejando de lado a la gente.
Lamentable, muy lamentable fue su actitud en la inundación, donde demostró que sólo iba hacia donde le convenía y a buscar sus propios intereses. Su actitud soberbia y los malos manejos del dinero ya eran más que obvios.
Manuel Badillo asumió la actitud de “un reyesito” que hacía lo que quería en la presidencia municipal y donde los lacayos le cumplían todos sus deseos, como los regidores que nunca le pidieron cuentas y que votaban todo a favor de lo que dijera el alcalde.
Incluso, se llegó a hablar de que Badillo les daba “una mochada” para que aceptaran sus caprichos, aunque en el Cabildo quedaron solos dos o tres regidores de la oposición que siempre se han opuesto a sus órdenes, pero ante la avasallante mayoría, nunca pudieron llevar a cabo un gobierno transparente que rindiera cuentas.
Todavía después, cuando le llegó la denuncia de la Procuraduría por el faltante de unos 60 millones de pesos, el alcalde lo tomó con una sonrisa, con prepotencia y como si nadie fuera a hacerle nada. Seguía asistiendo a sus eventos con alegría y su normal soberbia.
Manuel Badillo creyó que nadie lo tocaría, hasta este lunes 14 de agosto cuando fue llevado al penal de Pachuca y ahí se decidirá su futuro. ¿Dónde quedarán sus pretensiones de ser un flamante senador? ¿Dónde quedó el esplendor Tolteca?
Los tulenses exigen verdadera justicia, que pague por lo que se llevó y que regrese el dinero que falta en la presidencia. Justicia y dudas es lo que existe ahora. Ojalá que todo sea verdad y que finalmente los tulenses puedan sonreir nuevamente y ver que las autoridades no los han olvidado.